ANA BOTELLA SERRANO  SU CINISMO DE INCIENSO Y SACRISTÍA

" No tengo ningún problema de conciencia, porque el Papa lo que ha dicho es que hay que luchar por la paz. Yo creo que el Gobierno ha luchado por la paz hasta la extenuación, y el Papa ha dicho que serán responsables aquellos que no hayan luchado por la paz "
( Dixit en diario amigo El Mundo.24.03.03 )

PALABRAS DE LA ALCALDESA DE MADRID, ANA BOTELLA, EN EL VOTO DE LA VILLA ANTE LA VIRGEN DE LA ALMUDENA

9 de noviembre de 2012


Señora:

Hoy vengo con intensa emoción, como Alcaldesa de Madrid, a renovar ante vuestra imagen el Voto de la Villa, en señal de gratitud por la protección que nos dispensáis a todos los madrileños desde tiempo inmemorial.

Los alcaldes de esta ciudad tenemos el honor de perpetuar este voto desde aquel lejano 1646, en pleno Siglo de Oro. Fue entonces cuando, por primera vez, los regidores de Madrid se postraron ante vuestra imagen para agradeceros vuestra intercesión a favor del “bien público de esta Villa”, como rezaba aquel primer voto.

Virgen de la Almudena,

Los madrileños hemos acudido siempre a vuestro amparo. Nos habéis bendecido en nuestras alegrías y nos habéis consolado en nuestras penas.

Así es nuestra vida, Señora. Así es la vida de una gran ciudad. Una amalgama de alegrías y penas, de ilusiones y quebrantos. Pero, tanto en unos como en otros momentos, los madrileños hemos demostrado siempre que estamos fuertemente unidos. Unidos a la hora de celebrar nuestros éxitos y proponernos nuevas metas. Unidos a la hora de afrontar los días de tristeza y los tiempos de dificultades.

Señora,

Conocisteis el dolor más profundo que puede sentir el corazón humano. El de la pérdida de un hijo. Sabéis muy bien que es la pérdida de más difícil consuelo. Por eso hoy os pido que extendáis el manto de vuestra infinita misericordia sobre los padres de Cristina, Katia, Rocío y Belén, y sobre todos sus familiares y amigos. Para que les ayudéis a sobrellevar el dolor de su ausencia.


Todos los madrileños hemos sentido como propio el dolor de sus familias, y los que somos padres muy especialmente.

Y también sentimos como propios el deseo y la esperanza del definitivo reestablecimiento de María Teresa, a la que todos los aquí presentes te encomendamos su curación.
Señora,

Ante vuestra imagen traigo la lección imperecedera de este Madrid que, en medio de las dificultades, siempre es capaz de dar lo mejor de sí mismo. Este Madrid que en tantísimas ocasiones ha demostrado tener un solo corazón, un corazón generoso y solidario.

Ayúdanos a que este corazón generoso y solidario pueda latir con más fuerza que nunca a favor de los que sufren la desgarradora crisis económica que nos ha tocado vivir.

Fortalécenos en nuestra voluntad de no dejar a nadie atrás y de que nadie pueda sentirse abandonado. Voluntad que ejemplarmente encarnan la Iglesia y las organizaciones sociales que se están volcando en la atención a los más desfavorecidos.

Ilumínanos para que lo antes posible podamos reconstruir entre todos las bases de nuestra prosperidad. Unas bases que, necesariamente, deben sustentarse en firmes valores de justicia e igualdad, para que todos los madrileños tengan las mismas oportunidades de demostrar, mediante el trabajo, su capacidad y su talento. Y así mejorar la calidad de vida de sus familias, y contribuir con ello al crecimiento económico y al bienestar social de nuestra ciudad.

Señora,

A los pies de vuestra imagen dejo también el ruego de que veles por España y por todos los españoles. Lo hago con el recuerdo y la gratitud hacia todos los que han dado su vida por España y, en especial, hacia las víctimas del terrorismo, cuyo afán de memoria, dignidad y justicia compartimos.

Somos una gran Nación protagonista de muchos momentos claves de la Humanidad. La historia misma de España encarna un mensaje positivo y esperanzador para todas las naciones del mundo. El mensaje de que unidos siempre somos más fuertes para salir triunfantes de todos los desafíos que debamos afrontar, como el de esta grave crisis económica.
 

Danos a los españoles la fuerza necesaria para permanecer unidos y para que sigamos apreciando el inmenso valor de nuestra diversidad. Guíanos para que sepamos resolver nuestras diferencias mediante el diálogo y el consenso. Ya supimos hacerlo con brillantez en la Transición, cuando en un supremo ejercicio de generosidad de todos y para todos fuimos capaces de cerrar viejas heridas y desencuentros.

Señora,

Como aquellos primeros devotos que hace más de diez siglos os confiaban sus ilusiones y sus inquietudes, todos los madrileños también os confiamos hoy las nuestras con el deseo de que nos protejas de todos los males y que, en vuestra infinita dulzura, nos colmes de salud, trabajo y paz.

A ti, Santa María la Real de la Almudena, te lo pido por España y por todos los españoles, por Madrid y por todos los madrileños./
 

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