LA CONJURA DE LOS NECIOS

Trashorras y Toro, condenados por tráfico de explosivos y droga

El ex minero José Emilio Suárez Trashorras y su cuñado Antonio Toro Castro, procesados por los atentados del 11-M como supuestos suministradores de los explosivos utilizados en la masacre de 2004, han sido condenados por la Audiencia Provincial de Asturias a 10 años de prisión, el primero, y a 11 años y 6 meses el segundo por tenencia y tráfico de explosivos y droga en el caso Pipol. Ambos son dos de los nueve procesados como supuestos integrantes de la llamada trama asturiana. de los explosivos de la matanza de Madrid.

Ambos han sido condenados por la comisión en 2001 de un delito de tenencia, depósito y tráfico de explosivos y de otro contra la salud pública por venta de estupefacientes en el llamado caso Pipol. La pena es inferior a la que solicitó el fiscal, quien había reclamado 18 años de cárcel para Trashorras y 18 años y medio para Toro.

La condena de Suárez Trashorras y Toro se produce por su detención, junto a otras 19 personas, en una operación antidroga desarrollada en Asturias en julio de 2001, y en la que fueron intervenidos más de 86 kilos de hachís y casi tres kilos de cocaína, además de 16 cartuchos de dinamita Goma-2 Eco y 94 detonadores eléctricos similares a los empleados tres años más tarde en los ataques terroristas de Madrid.

Por tenencia y tráfico de explosivos la sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias ha condenado a Suárez Trashorras y a Antonio Toro a sendas penas de seis años de cárcel cada uno. El fallo considera probado que los explosivos hallados en un garaje de Avilés compartido por Trashorras y Toro consistían en Goma 2 Eco y detonadores eléctricos de calibres comprendidos entre el uno y el cuatro, y que los mismos constituían "un material altamente peligroso, susceptible de hacer explosión y con suficiente potencial lesivo".

A las pruebas de cargo contra ambos por tenencia de tales explosivos en 2001, el tribunal añade, como "un indicio más" de culpabilidad, que los dos condenados están encausados en el proceso judicial del 11-M como proveedores de la dinamita utilizada en los ataques terroristas de 2004 en Madrid.

A estas penas se suman otros cuatro años más de prisión para Suárez Trashorros y cinco años y seis meses para Toro por tráfico de estupefacientes. Ambos deberán además abonar multas por un importe de 218.000 euros cada uno. Tanto el abogado de Trashorras, Gerardo Turiel, como la letrada de Toro, Teresa Suárez, han recomendado a sus clientes que presenten recurso, mientras que el fiscal eludió comentar el fallo, a la espera de leerlo en su integridad.

La sentencia del caso Pipol, cuyo vista oral se celebró en Gijón durante mes y medio, se hizo pública ayer, 15 días antes del inicio del juicio por los atentados del 11-M y en el que Suárez Trashorras se enfrenta a una petición de 38.667 años de prisión y que se celebrará en la Audiencia Nacional. La fiscal de esta Audiencia considera al ex minero autor por cooperación necesaria de los atentados de Madrid de 2004. Para Antonio Toro el Ministerio Fiscal reclama 23 años de prisión por esos mismos hechos.

Ambos son dos de los nueve procesados como supuestos integrantes de la llamada trama asturiana, a la que se acusa de suministrar los explosivos de minería con los que la célula islamista perpetró los atentados.

De las 18 procesados restantes en el caso Pipol, todos ellos imputados exclusivamente por tráfico de drogas, el tribunal absolvió a cuatro de ellos y condenó a los 14 restantes a penas que oscilan entre los cuatro y los 11 años de cárcel.

Las penas más severas recayeron sobre el ex policía local de San Martín de Rey Aurelio Laurencio Castaño García y el traficante gallego Marcos Barreiro Magán, condenados a 11 años de prisión, una multa de 200.000 euros y la inhabilitación absoluta durante 11 años para su actividad profesional, el primero de ellos, y a 10 años y seis meses de prisión y una multa de 200.000 euros, el segundo.

De los 21 detenidos en la Operación Pipol, uno, José Ignacio Fernández Díaz Nayo, permanece huido de la justicia.

Tanto Trashorras como su cuñado se dedicaban ya en 2001 a vender "por su cuenta" drogas y cartuchos de "dinamita Goma 2 ECO", aunque no consta cuál era "la fuente de aprovisionamiento" de los explosivos, informa Efe.

El tribunal mantiene que el registro del garaje y las escuchas telefónicas que desencadenaron la operación fueron legales, ya que se realizaron con control judicial y descarta que en el proceso se produjeran dilaciones indebidas, aunque reconoce que sí las hubo en el sumario por los múltiples recursos interpuestos por las defensas.www.elpais.es 01.02.07

EL EX MINERO PROCESADO POR EL 11-M: "MIENTRAS 'EL MUNDO' PAGUE, YO LES CUENTO LA GUERRA CIVIL"  

 "Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española". El ex minero José Emilio Su árez Trashorras, acusado de facilitar el explosivo con el que los terroristas del 11-M perpetraron el atentado más grave en la historia de España, se desahogaba así en la cárcel, en marzo de 2005, en una conversación con sus padres, a cuya trascripción ha tenido acceso EL PAÍS.

Unos días antes, en febrero, el diario El Mundo había entrevistado a un delincuente habitual, José Ignacio Fernández Díaz, apodado Nayo, antiguo secuaz de Trashorras en negocios de narcotráfico. En la entrevista, aparentemente realizada en la República Dominicana, Nayo se despachaba contra el ex minero, al que acusaba de traficar con explosivos y colaborar con ETA.

Trashorras llevaba casi 12 meses en prisión. Sus conversaciones se grababan, como se realiza normalmente al tratarse de un recluso por delitos de terrorismo. Desde el atentado, el ex minero había prestado cuatro declaraciones ante el juez Juan del Olmo. Y había cambiado su versión de los hechos otras tantas veces. Pero su situación procesal seguía siendo la misma.

Las seis versiones de Trashorras  

Así que en la cárcel, hablando con su padre, Trashorras dejó traslucir lo que parecía un cambio de táctica: pasar a la ofensiva. Para ello, eligió un periódico determinado. La conversación se desarrolló así:

Trashorras. Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española. Desde que nací. Desde la Guerra Civil hasta ahora. Si te vienen con un chequecito cada... ¿Por qué piensas que lo hizo Nayo?

Padre. Por dinero, si ya se sabe.

Madre. Yo no sé por qué la justicia no le cierra la boca a El Mundo...

Trashorras. Porque tienen más dinero que todos ellos juntos, no te jode. Son unos mercenarios. Te pagan a ti para que cuentes cuentos.

Trashorras maduró su plan. Unos días después pidió a sus padres que le consiguieran el teléfono de Fernando Múgica, el periodista de El Mundo que, según dijo en sus conversaciones telefónicas, más le había gustado, siempre según la transcripción.

En las semanas siguientes, se preparó a fondo. Reclamó recortes de lo publicado en el diario Libertad Digital sobre el tema, y que en esencia, se limita a servir de altavoz a las teorías de El Mundo. Libertad Digital es una página web cuyo editor es Federico Jiménez Losantos, el periodista de la cadena de radio de la Conferencia Episcopal que cada día alimenta la teoría de que en torno al 11-M hubo una conspiración contra el PP en la que pudo participar el PSOE.

El Mundo publicó la semana pasada la entrevista a Trashorras. Su autor es Fernando Múgica.

Y de inmediato, en una pauta que se repite desde hace dos años, el PP prestó su apoyo político. Las respuestas del ex minero, que reconoció sus simpatías con este partido político, calcan palabra por palabra editoriales e informaciones de El Mundo, e incluso alguna de las frases más repetidas por dirigentes del PP en relación con el 11-M.

- "Tienen que aclararnos el tema de los explosivos, la furgoneta Kangoo, la mochila de Vallecas y el Skoda Fabia".

- "El PSOE y sus aliados políticos han hecho que se cerrase la comisión de investigación en falso. No quieren saber lo que ocurrió porque les puede acabar salpicando, como ocurrió con los GAL".

- "No nos olvidemos que determinados mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son de la misma ideología que el PSOE, que es el gran beneficiado de los atentados del 11-M. Tampoco olvidemos que algún que otro mando policial ha estado involucrado en los GAL. Por ejemplo, el coronel Hernando, jefe de la UCO".

Suárez Trashorras remataba la faena: "Soy una víctima de un golpe de Estado que se ha tratado de encubrir detrás de las responsabilidades de un grupo de musulmanes...".

Mariano Rajoy, líder del PP, ordenó la semana pasada a su grupo parlamentario, tras la publicación de la entrevista, que insistiese con más preguntas sobre lo ocurrido, e investigase las denuncias de Trashorras, procesado por el asesinato de 191 personas en el 11-M.

Como culminación, el PP pregunta hoy al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por este asunto. Es la primera vez que este partido político lleva una interpelación sobre este tema al Congreso desde que ocurrió la matanza.

Suárez Trashorras ha hecho hasta ahora cuatro declaraciones al juez Del Olmo, donde corrige su versión de los hechos. De reconocer que vio en el maletero del coche de sus amigos "moritos" bolsas verdes con cables de explosivos pasó a negar que fuesen de explosivos, y señaló que se trataba de material de obras. En su primera declaración confesó que El Chino (suicida de Leganés al que se considera uno de los jefes del comando, y al que supuestamente facilitó el robo de la Goma 2 en la mina donde había trabajado) era partidario de Osama Bin Laden. Después dijo que nunca sospechó que El Chino fuese un islamista radical.

En ninguna de esas cuatro declaraciones al juez (17 de marzo de 2004, 4 de junio de 2004, 17 de junio de 2004, y 16 de noviembre de 2004) Trashorras declaró que, como confidente del jefe de Estupefacientes de la comisaría de Avilés, Manuel Rodríguez, informase previamente sobre el tráfico de explosivos en Asturias ni del interés por esa dinamita de una célula islamista. Todo lo contrario: "Yo no sabía que iban a entregar sustancias explosivas porque si no, se lo hubiese dicho a Manolo (Manuel Rodríguez), al igual que le había dicho cuando trabajaban con hachís".

Pese a que no sabía nada de explosivos y a que nunca creyó que El Chino fuera un islamista radical, cuando se produjo el atentado pensó de inmediato que habían sido "los moritos", así les llamaba.

En la entrevista de El Mundo, dos años y medio después de los hechos, Trashorras cambia su cuarta versión y cuenta que sí avisó al policía del que era confidente de la actividad delictiva de El Chino. Aunque tampoco precisó si le habló del tráfico de explosivos: "Manolón (el policía al que le hacía las confidencias) sabía desde el día 27 de febrero, que el 28 de febrero se iba a producir un transporte de sustancias ilícitas", declaró a El Mundo.

Una vez más, el PP da por buena la versión de un imputado, frente a la versión de las autoridades judiciales. "El policía Manolón conoció las relaciones de Suárez Trashorras y El Chino. Conoció la venta de explosivos a El Chino", declaró hace unos días Jaime Ignacio del Burgo, diputado e investigador del PP.

El policía lo ha negado; Suárez Trashorras no lo ha dicho e incluso ha rechazado en sus últimas declaraciones que conociera que los terroristas se abastecieron de explosivos en Asturias. Pero el PP insiste.

El caso Trashorras constituye sólo el último episodio de un historial más largo que responde siempre a las mismas pautas. Dos años y medio después del atentado, el partido político que gobernaba entonces (PP), y bajo cuya dirección se llevó a cabo la parte fundamental de la investigación de aquel crimen masivo, mantiene sospechas y dudas sobre lo ocurrido y respecto a la gestión del actual Gobierno socialista en relación con la matanza. Para sostener su permanente exigencia de que se sigan investigando aquellos hechos, el PP se aferra a teorías conspirativas que sugieren desde la participación de ETA en el ataque hasta el apoyo indirecto del PSOE a la preparación del atentado. Ni los jueces que han analizado los hechos, ni los fiscales que han trabajado en el caso, ni los policías que han investigado el atentado ahora, ni los mandos policiales que lo investigaron durante el primer mes y medio bajo las órdenes del PP han dado el más mínimo crédito a esas teorías.

Los populares basan sus sospechas en informaciones que airean medios de comunicación afines (básicamente El Mundo y la Cope) para reclamar que se reabra la Comisión de Investigación en el Congreso. El PP insiste, pese a que esas informaciones a las que dan tanto valor han sido mayoritariamente desmentidas por el juez, el fiscal, las fuerzas de seguridad del Estado y por los propios hechos.

Gracias a esa estrategia de hacer más caso y dar más cobertura política a los delincuentes acusados del crimen que a los policías y jueces que han investigado el atentado, el PP trata de mantener vivo el caso. Diversos dirigentes de ese partido (los diputados Jaime Ignacio del Burgo, Alicia Castro, Vicente Martínez Pujalte, Eduardo Zaplana...), apoyados por Mariano Rajoy y Ángel Acebes, han cuestionado el trabajo de los jueces que han analizado lo ocurrido. Hay una sentencia firme dictada por el magistrado José María Vázquez Honrubia, de 17 de noviembre de 2004, contra un menor que participó en los hechos como colaborador de los terroristas, donde se determina cómo se robó la dinamita y se implica a Trashorras.

El PP no cree esa versión. Hay un auto de procesamiento escrito por Juan Del Olmo, el juez que investiga los hechos desde el mismo 11 de marzo de 2004, que identifica a los autores de la matanza, todos ellos islamistas radicales, con bastante precisión. Para sustentar ese auto hay decenas de informes periciales en los que han participado decenas de policías y guardias civiles, pruebas de ADN, seguimientos telefónicos que firman compañías privadas e independientes, declaraciones de testigos protegidos que estuvieron muy cerca de los criminales.

La última iniciativa del PP es una interpelación al Gobierno que se debatirá hoy en el pleno del Congreso, donde denunciará la supuesta manipulación de pruebas y ocultación de datos de los cargos públicos socialistas en relación con el 11-M.

En los dos últimos años, el PP ha alimentado las dudas respecto a lo ocurrido en el atentado de Madrid en base a informaciones que han resultado falsas. Son las que siguen:

- La inexistente tarjeta del Grupo Mondragón. Ángel Acebes, ex ministro del Interior, se quejó amargamente de que la policía (bajo su mando cuando ocurrió el atentado) le había ocultado que, entre los descubrimientos hechos en los escenarios de la matanza estaba una tarjeta del Grupo Mondragón encontrada en el salpicadero de la furgoneta robada por los terroristas para trasladar sus bombas hasta la estación de Alcalá de Henares. Acebes, que repitió durante las 48 horas que siguieron al 11-M que la hipótesis principal en la que trabajaba su ministerio era ETA, pese a que toda la policía trabajaba casi desde las primeras horas en la hipótesis del islamismo radical, se apoyaba para su lamento en una información exclusiva de El Mundo: "En la tarjeta podía leerse con claridad las palabras Grupo Mondragón. Tenía un número de teléfono fijo cuyo prefijo también llevaba al norte (...) Sin embargo, la información de esa tarjeta no volvió a mencionarla ninguno de los inspectores de la Brigada de Información ni de la Policía Científica que acudieron al lugar (...) Hay que dejar además bien claro que, para los policías que habían trabajado en la lucha contra ETA, gentes cercanas a empresas del Grupo Mondragón estaban situadas en el entorno del mundo abertzale (...). Alguien ocultó a la opinión pública y al Gobierno ese dato que, en algún momento, caminaba en dirección contraria a la cinta coránica encontrada en el interior del vehículo. Es evidente que alguien primó un objeto sobre otro para condicionar la investigación".

El jefe policial que habría ocultado al ministro esta pista fundamental era Jesús de la Morena, comisario general de Información, jefe de la lucha antiterrorista, mano derecha del ministro del Interior. Eso, si la ocultación para "condicionar la investigación" hubiera sido verdad.

Pero todo (el dato y su interpretación) era mentira. La única referencia a Mondragón encontrada en la furgoneta era una cinta de la Orquesta Mondragón. La tarjeta hallada en el salpicadero correspondía a una empresa, radicada desde siempre en Madrid y llamada Gráficas Bilbaínas y en su reverso, un mensaje irrelevante para la investigación, pero importante para el dueño de la furgoneta, que la utilizaba para informar cuando aparcaba de forma indebida: "Estoy en la calle Aranjuez, 15". El PP siguió con su apoyo a la tesis de la conspiración, porque en el informe que daba cuenta del descubrimiento figuraba la palabra Gráficas... en lugar de Gráficas Bilbaínas.

- La custodia de la mochila. La teoría de que la mochila bomba encontrada en la comisaría de Vallecas nunca estuvo en los trenes y fue colocada por alguien para dirigir la investigación hacia los islamistas surgió en El Mundo unos meses después del 11-M.

El contenido de esa mochila, entre otras pruebas, llevó hasta unos radicales islamistas que, como se descubrió al final, disponían de Goma 2 robada en la mina Conchita de Asturias, y que se suicidaron tras intentar un nuevo atentado en las vías del Ave Madrid-Sevilla y ser acorralados por la policía en Leganés.

Apenas unos meses después del atentado, el agujero negro de El Mundo sobre la mochila con patas barajó una curiosa teoría, según la cual, nadie había vigilado los objetos recogidos de la estación de El Pozo y, por tanto, la mochila que llegó en la madrugada del 11 al 12 de marzo a Vallecas podría haber sido puesta por alguien en ese lugar para implicar a los islamistas.

De nada sirvió que todos los policías interrogados por el juez ratificaran que no habían perdido de vista los objetos encontrados en El Pozo y que, por tanto, la mochila que llegó a la comisaría de Vallecas era la misma que alguien había retirado de la estación donde explotó uno de los trenes.

Lo hallado en esa mochila era similar a lo que distintos policías habían visto en otras dos bolsas cargadas con bombas que tampoco hicieron explosión en los trenes y que fueron explosionadas en el lugar de los hechos por los Tedax para evitar males mayores. En esas mochilas, según el testimonio de los policías, había una pasta blanquecina (similar a la de la Goma 2) y en ningún caso rojiza (similar a la Titadyne, utilizado por ETA).

Más de una decena de policías han declarado ante el juez que no hubo ninguna irregularidad en torno a la mochila. Pero el PP, basándose en las repetitivas informaciones de El Mundo y la Cope, lo considera una anomalía en la investigación e incluso duda de que pueda servir en el juicio del 11-M.

- La composición de la dinamita. El PP insistió con su teoría de la conspiración hace sólo dos meses al recuperar la declaración de un policía ante la Comisión de Investigación del 11-M que, en su día, pasó inadvertida para todos, incluido el PP, y que nadie consideró relevante.

Se trataba del jefe de los Tedax, experto en desactivar explosivos, pero no en el contenido de los mismos, según aclaró en la comisión. El policía declaró que el explosivo encontrado en los focos de las explosiones contenía nitroglicerina, componente habitual de las dinamitas. Sin embargo, la Goma 2 no lleva nitroglicerina, mientras que sí incluye este componente la dinamita Titadyne, habitual de ETA. Hasta aquí, la errónea declaración del tedax Jesús Sánchez Manzano, que luego rectificó por escrito. En los informes oficiales, elaborados por la policía científica en base a análisis de laboratorio, no sólo no aparece la nitroglicerina por ningún lado sino que, además, no figura ni uno sólo de los elementos que componen la Titadyne en los explosivos encontrados en la furgoneta de Alcalá de Henares, la mochila de Vallecas, el piso de Leganés o las vías del AVE Madrid-Sevilla.

Aquí, el PP vuelve a sembrar de dudas la actuación de agentes asignados a la Comisaría de Policía Científica, e incluso, cuestiona la actuación de la jefa policial, química de formación, que está al frente de ese equipo. Para apuntalar esa sospecha, El Mundo sacó a una supuesta experta en la materia, sin mencionar que se trataba de la diputada del PP María Teresa de Lara.

- La furgoneta Renault Kangoo. El Mundo llenó de objetos una furgoneta parecida a la empleada por los terroristas para trasladar las bombas y fabricó la teoría de que alguien rellenó el vehículo con distintos objetos, entre ellos detonadores y restos de explosivos. Ningún mando policial de la etapa en que el PP controlaba la policía ha validado esa teoría, basada en la implicación de algún agente en la manipulación de pruebas relacionadas con la matanza de 191 personas.

El diputado del PP Jaime Ignacio del Burgo consideró que a los periodistas de El Mundo que han investigado el 11-M había que hacerles un monumento

Carta privada a Manolón  

El PP sostiene, a través de su diputado Jaime Ignacio del Burgo, que el entonces jefe policial del Grupo de Estupefacientes de la comisaría de Avilés, Manuel Rodríguez, Manolón, conocía las andanzas de algunos terroristas que perpetraron el 11-M porque José Emilio Suárez Trashorras le había advertido del supuesto traslado de los explosivos a Madrid.Los terroristas viajaron a Asturias el 28 de febrero de 2004 y se vieron con Suárez Trashorras. Ese día, según la reconstrucción de los hechos realizada por el juez Juan del Olmo, los terroristas robaron la dinamita Goma 2 ECO en la mina Conchita, que carecía de vigilancia. Trashorras había trabajado allí.El diputado Del Burgo basa su afirmación en conversaciones de Trashorras grabadas durante su estancia en prisión. En ellas, el ex minero asegura que el policía de Avilés conocía las andanzas de los terroristas y que le había anunciado que ordenaría la detención inmediata de los mismos.La realidad: un mes y medio después de ingresar en prisión, acusado por el 11-M, Trashorras escribió una carta al citado jefe policial de Avilés, del que era confidente. El ex minero pidió a su mujer, Carmen Toro, que se la entregase a Manuel Rodríguez en mano.En su declaración ante el juez Del Olmo, Trashorras explica el contenido de la misiva personal: "Era para comentarle cosas que había venido haciendo en los últimos tres años. En 2003 y 2004 no he comentado nada a Manolón de sustancias explosivas, ni de envíos de sustancias explosivas, ni de que hubiera personas interesadas en adquirir sustancias explosivas"

JUECES, FISCALES, POLICÍAS EXTRANJERAS Y DECENAS DE AGENTES ESPAÑOLES, IMPLICADOS  

Las pesquisas sobre el 11-M fueron dirigidas hasta el 24 de mayo de 2004 por Jesús de la Morena, comisario general de Información nombrado por Jaime Mayor Oreja. Ni un solo dato conocido con posterioridad ha variado lo que los agentes de De la Morena establecieron: que el atentado fue obra de un comando islamista con explosivos facilitados por José Emilio Suárez Trashorras. Y en esas pesquisas participaron decenas de agentes de la policía, el CNI y la Guardia Civil, jueces, fiscales, funcionarios judiciales y servicios secretos (CIA, Mosad o los de Marruecos), y policías de un centenar de países.

De la Morena retrasó su salida de la Comisaría a petición de Antonio Camacho, hoy secretario de Estado de Seguridad. Éste mantuvo hasta el 1 de mayo al director de la Policía del PP, Agustín Díaz de Mera, mano derecha de Acebes. El último cargo policial nombrado por el PP que dejó el puesto, el 2 de junio, fue el subdirector Operativo, Pedro Díaz Pintado, compañero de caza de Díaz de Mera.

Díaz Pintado y De la Morena informaron directamente a Acebes hasta que éste salió de Interior, el 16 de abril de 2004. Ambos presenciaron el registro de la furgoneta Renault Kangoo, junto a, entre otros, el entonces comisario general de Policía Científica, Carlos Corrales, nombrado por el PP.

Desde el 11-M se dijo, tal como insistió el entonces el comisario general de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro (nombrado por el PP), que el explosivo de los trenes era dinamita. Los análisis sobre los restos de explosivos se entregaron al juez Juan del Olmo y a Acebes el 26 de marzo de 2004.

En la supuesta conspiración se implica a todos los mandos de la Guardia Civil en Asturias, especialmente el general Pedro Laguna, y de la jefatura de Policía de Asturias, dirigida entonces por Juan Carretero (nombrados y condecorados por el PP), así como la comisaría de Avilés, donde trabajaba el inspector Manuel Rodríguez, el controlador del chivato Trashorras, y la Unidad Central Operativa, dirigida por el coronel Félix Hernando. El PP y El Mundo también han intentado teñir de conspiración el suicidio de Leganés. Curiosamente, la operación de Leganés fue dirigida por Díaz de Mera. En total, los conjurados suman decenas, incluido un policía de Nueva York. www.elpais.es 13.09.06

LA CÚPULA POLICIAL DE ACEBES DESMIENTE LA TEORÍA DEL PP SOBRE LA CONSPIRACIÓN DEL 11-M 

Algunos de los principales mandos de la cúpula policial profesional que estaba a las órdenes de Ángel Acebes y que investigó el 11-M desde el mismo momento en que se produjo la matanza ha negado "cualquier tipo de vinculación de ETA en los atentados", así como que "exista una conspiración política o policial ni para tirar a un Gobierno ni para ocultar nada".

Los antiguos comisarios consultados aseguran que desde que comenzaron a recoger los primeros indicios en los escenarios de la matanza "empezó a quedar claro que ETA no había participado en los atentados". De hecho, el mismo día del ataque estaba desplegado por toda España un gran operativo de seguridad en los núcleos de transporte para prevenir un atentado de la banda terrorista vasca. Lo que sí admiten es que, en el transcurso de los primeros meses de pesquisas, se cometieron fallos de investigación debidos, alegan, a las "prisas para evitar un nuevo atentado". La intentona, de hecho, se produjo el 2 de abril de 2004. Ninguno vio hecho o dato alguno que permitiera ni siquiera sospechar sobre la existencia de una conspiración urdida por sus subordinados.

El subdirector Operativo de toda la etapa del PP, Pedro Díaz Pintado, así como los comisarios generales de esa época, Jesús de la Morena (Información), Santiago Cuadro (Seguridad Ciudadana) y Carlos Corrales (Policía Científica), los más directamente implicados en las pesquisas del 11-M, permanecieron en sus cargos incluso después de que Acebes abandonara el Ministerio, el 16 de abril de 2004. Hasta ese momento, informaron directamente a Acebes y al secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, del avance de las pesquisas casi al minuto.

Tanto los mandos de la cúpula anterior como los de la policía actual sostienen, e incluso comprometen su palabra en ello, de que durante las investigaciones del 11-M no ha surgido ningún dato que permita vincular a ETA con los atentados ni mucho menos una conspiración. Los inspectores jefes, inspectores y subinspectores implicados en las pesquisas, nuevos y antiguos, lo niegan tajantemente: "Aquí no se ha manipulado prueba alguna", declaran. Eso sí, admiten, se produjeron "al menos una veintena de fallos en las investigaciones" que, reconocen, han permitido mantener al PP y sus medios afines una teoría conspirativa que califican, sin ambages, de elucubraciones sin base. Explican, además, que todas las informaciones que se facilitaron al ministro procedían de agentes profesionales, desde comisarios a agentes de la escala básica, y que no fueron ni manipuladas, ni alteradas ni retrasadas.

La tesis de ETA, según explican, sólo pudo mantenerse hasta que surgieron las primeras pruebas. Esta línea de investigación se sostuvo por parte de los profesionales entre las 12.00 y las 15.30. A mediodía, durante una reunión en Interior, todos los cuerpos coincidieron en que "por análisis" y "por los precedentes de atentados fallidos" podría tratarse de ETA. Pero a las 15.30 ya se conocían conversaciones privadas grabadas a Arnaldo Otegi y otros miembros del entorno de ETA, en las que se negaba cualquier participación etarra, y ya había comenzado el registro de la Renault Kangoo, donde se encontró una cinta coránica, detonadores y un resto de explosivo del tamaño de una de las antiguas monedas de 500 pesetas. Todo ello fue puesto en conocimiento de Acebes y Astarloa.

Lo que más indigna a todos los consultados es el intento de convertir el suicidio de los islamistas en Leganés, el 3 de abril de 2004, en una operación mafiosa para ocultar pruebas. La operación de ese día fue dirigida in situ por Agustín Díaz de Mera, entonces director general de la Policía y  eurodiputado del PP, que estuvo acompañado, entre otros, de De La Morena, Díaz Pintado, Santiago Cuadro, y el jefe de los GEO (entonces Rafael González Cachinero). Ninguno de ellos sigue en el cargo. Muchos recuerdan cómo Díaz de Mera era el más firme convencido de la teoría islamista y de que el comando que se mató en Leganés era el autor de la matanza.www.elpais.es 14.09.06

Las seis versiones de Trashorras  

El ex minero José Emilio Suárez Trashorras, procesado por 191 asesinatos consumados y 1.755 asesinatos en grado de tentativa en los atentados del 11-M, ha manejado en dos años y medio hasta seis versiones distintas en relación a su implicación en la matanza de los trenes de Madrid.

En esas seis declaraciones, cuatro de ellas ante el juez, una en forma de carta manuscrita y la última en una entrevista que concedió a El Mundo, cambia su versión de los hechos hasta presentar relatos radicalmente contradictorios.

Pese a ello, el PP, a través de su investigador del atentado, el diputado popular Jaime Ignacio del Burgo, se ha quedado con la última versión facilitada en la entrevista publicada por El Mundo y acusa a un policía de conocer previamente a los atentados el tráfico de explosivos: "El policía Manolón conoció las relaciones de Suárez Trashorras y El Chino. Conoció la venta de explosivos a El Chino". El agente acusado por el PP lo ha negado, pero los dirigentes populares parecen no creerlo.

Lo que sigue, resume todas las declaraciones conocidas y realizadas por Trashorras en relación con el 11-M a lo largo de los dos últimos años y medio.

EXPLOSIVOS ¿Goma 2 o escombros?

El Chino, uno de los terroristas del 11-M que se suicidó en Leganés, estuvo en la casa de Trashorras en Asturias el 28 de febrero de 2004. La reconstrucción judicial apunta que ese día, el terrorista, acompañado de otras dos personas, robó en la mina Conchita la dinamita Goma 2 ECO con la que se perpetró el atentado de los trenes. En esa explotación minera había trabajado José Emilio Suárez Trashorras hasta que fue jubilado por enfermedad.

El juez, en su auto de procesamiento, acusa al ex minero de facilitar los explosivos a los terroristas.

Declaración al juez el 22 de marzo de 2004: "Abrieron el maletero del Golf y vi una bolsa verde con cables. Reconocí que eran explosivos y al darse cuente Mowgli [El Chino] cerraron el maletero del coche. Al abrir el portón, vi la bolsa verde y la identifiqué con Goma 2, leí dos y de lado vi cartuchos. Lo puse en conocimiento de la policía tres o cuatro días después del atentado. El maletero iba lleno y tapado, cada bolsa verde pesa 2,5 kilos y es de forma cilíndrica".

Declaración al juez el 4 de junio de 2004: "Al abrir el maletero vi bolsas, pero no puede identificar si eran explosivos o cosas de obras".

Declaración al juez el 17 de junio de 2004: "Mowgli no metió unos paquetes de plástico que ponía Goma 2 en el maletero del Golf. Hay dos testigos que pueden decir que no se había descargado nada".

Entrevista a El Mundo el 4 de septiembre de 2006. "Durante el viaje de Jamal Ahmidan [El Chino] a Asturias yo no les proporcioné explosivos ni los vi en su coche. En mi primera declaración tan sólo dije que los había visto [los explosivos] en su coche. Era una forma de contemporizar con la versión pactada con la policía sin implicarme".

TERRORISTAS Islamistas... o no

Trashorras tenía perfectamente identificado el radicalismo islamista de El Chino por las conversaciones que había tenido con el que fue uno de los jefes del comando terrorista que atentó el 11-M en Madrid, según explicó en sus primeras comparecencias ante el juez. Unos meses más tarde, el ex minero perdió la memoria y declaró todo lo contrario al mismo magistrado.

Declaración al juez el 22 de marzo de 2004. "Acudí a la policía porque de hablar con Mowgli [El Chino] vi que era una persona con la que no se puede razonar en relación con Dios. Me dijo un día que si soplaba a la mano, a ésta llegaba una sensación aunque no lo viera y que así era Dios. Que tenían el ejército más potente del mundo, que Bin Laden hizo bien y que hacen bien en poner explosivos y matar. Fui atando cabos y por eso acudí a la policía".

Declaración al juez de 17 de junio de 2004: "Me empecé a llevar bien con Jamal Ahmidan [El Chino] cuando nos empezamos a hablar del consumo de droga, pero nunca hemos hablado de islamismo ni nada, yo conozco a gente que es islamista radical que lo reconocen, pero Jamal Ahmidan no lo ha reconocido nunca y nunca me ha dicho nada de eso".

CONFIDENTE Avisos de hachís o dinamita

Carta al policía Manuel Rodríguez, 'Manolón', de abril de 2004. "Hemos de tener la conciencia muy tranquila pues sabes bien que por lo menos de mi parte no tenía ni la menor idea de lo que iba a ocurrir en Madrid".

Declaración al juez de 16 de noviembre de 2004: "Yo no sabía que iban a entregar sustancias explosivas. Si no se lo hubiese dicho a Manolo al igual que le dije cuando trabajaban con hachís".

Entrevista a El Mundo el 4 de septiembre de 2006: "Manolón sabía desde el 27 de febrero que el 28 se iba a realizar un transporte de sustancias ilícitas. Yo quería que los detuvieran, pero se me dio la orden de esperar".

EL ATENTADO Sospechas

Declaración al juez de 4 de junio de 2004. "El día 13 de marzo, cuando apareció la furgoneta de Alcalá de Henares con los detonadores, llamé a Manolón para decirle que si no habrían sido los moros y me comentó que no hiciera caso, que había sido ETA".

Entrevista a El Mundo el 4 de septiembre de 2006. "Mis sospechas de que Mowgli tenía algo que ver con el 11-M comenzaron en la noche del 12 de marzo, cuando desde la Cadena SER se aseguraba, con total fiabilidad, que un terrorista suicida iba en los trenes. Yo había recibido a primeros de marzo una extraña llamada de Mowgli desde Ibiza en la que me decía que si no nos veíamos en la tierra, nos veríamos en el cielo".

EL POLICÍA Honrado funcionario o potencial asesino

Carta a Manuel Rodríguez de abril de 2004. "Te ha de quedar claro que siempre defenderé ante quien haga falta tu honradez y honorabilidad y ejemplaridad en tu trabajo. Ya quisiera España tener policías como tú, con tanta dedicación y buen hacer en el trabajo".

Entrevista a El Mundo el 4 de septiembre de 2006.

-Periodista: "¿Alguien de las fuerzas de seguridad quiere eliminar a Lavandera?".

-Trashorras: "Ese alguien tiene nombre y apellido y se llama Manolón [Manuel Rodríguez]. Lavandera aportaba informaciones diversas, pero les estaba estropeando los negocios paralelos que tenía la policía. Además, el propio Lavandera participaba en los negocios de armas, explosivos, drogas y prostitución".

[Javier Lavandera fue calificado ayer erróneamente por EL PAÍS como delincuente, pues carece de antecedentes penales].

www.elpais.es 15.09.06

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