LA ESTRATEGIA DEL AVESTRUZ

JOSÉ YOLDI

El poder judicial oculta los datos sobre expedientes a jueces e inicia una campaña con el dinero de todos

Uno de los más conocidos comportamientos atribuidos al avestruz, aunque se trate de una leyenda, es que en cuanto intuye algún peligro mete la cabeza en un agujero con la esperanza de que el riesgo pase y no le afecte. Nadie ha explicado nunca, que se sepa, ni siquiera en la ficción, el éxito o el fracaso de esta estrategia. Aunque el propósito de los avestruces sea pasar inadvertidos, no se conoce si lo logran o si por el contrario son devorados por sus depredadores. Pero lo que resulta evidente es que con esa táctica quedan a merced de la voluntad de sus enemigos.

El caso es que el Consejo General del Poder Judicial parece haber adoptado la estrategia del avestruz. Da la impresión de que alguien ha aconsejado a nuestros ilustres próceres, o quizá lo han pensado ellos mismos, que lo que no se conoce no puede perjudicar. Por ello, los vocales que proclamaron públicamente que el órgano de gobierno de los jueces sería la casa de la transparencia al poco de su toma de posesión, han decidido ahora no difundir (léase, ocultar) los datos estadísticos de la actuación de la comisión disciplinaria que se facilitaban anualmente. Ya saben, ese resumen de cuántos jueces fueron expedientados el año anterior, cuántos acabaron sancionados, el tipo de infracciones cometidas, etcétera, así como las reclamaciones de los ciudadanos por mal funcionamiento de la justicia. El Consejo del Poder Judicial, por primera vez en sus 30 años de historia, ha creído que la publicación de esos datos lesiona la imagen que los ciudadanos tienen de la justicia. ¡Como si para la mala opinión que los españoles tienen del poder judicial no fuera suficiente con el retraso secular en los procesos y el bloqueo de más de 6.000 millones de euros a causa de litigios pendientes en el Tribunal Supremo que no revierten en el circuito económico y que causa un notable quebranto a la economía nacional; con ciertas sentencias alejadas del sentido común y de los ciudadanos, o con determinadas actuaciones y declaraciones de su presidente, Carlos Dívar, como cuando dijo que el atasco se solucionaba eliminando garantías jurídicas y confiando más en los jueces!

Y como los vocales están muy preocupados por el desprestigio de jueces y magistrados, a propuesta de la Comisión de Comunicación han decidido "emprender estrategias tendentes a ofrecer una imagen positiva del trabajo que los titulares del Poder Judicial llevan a cabo en beneficio de la ciudadanía". Por eso, en diciembre de 2009 el pleno del organismo aprobó la realización de una campaña de comunicación en prensa y radio, a desarrollar a lo largo de 2010 y con un coste de 300.000 euros. El objetivo de la misma es "fomentar la confianza de la ciudadanía en el trabajo de los jueces y en la administración de justicia, como servicio público cuyo principal cometido es solucionar los problemas y conflictos de los españoles, así como defender los principios y valores democráticos establecidos en la Constitución".

Ese lavado de imagen, como si no estuviéramos en la crisis económica más profunda desde el crack del año 29 del siglo pasado, corre a cargo de ustedes y de sus impuestos, queridos lectores. ¡Vamos, como si para que ustedes estén contentos en sus empresas decidieran elogiarles con publicidad pagada a cargo de los Presupuestos Generales del Estado!

Como decía el padre de la teoría del "pensamiento positivo", Norman Vincent Peale: "El problema con la mayoría de nosotros es que preferimos ser arruinados por los elogios que salvados por las críticas". Y en el Consejo han decidido colmar a los jueces de elogios a base de anuncios pagados por todos los españoles, en lugar de emplear ese dinero en empezar a poner los medios para solucionar el atasco de procedimientos y desbloquear los fondos congelados en los litigios pendientes del Supremo. Y así nos va.

Seguramente los problemas no van a desaparecer -ni los de mala imagen de la judicatura, ni los de fondo de la justicia- porque los ocultemos, por lo que la estrategia del avestruz que sigue el Consejo del Poder Judicial no parece muy buena. En todo caso, no se preocupen, porque las hay peores, como por ejemplo la del caracol. Se lo imaginan: a rastras, con la casa a cuestas y babeando. Igual lo del Consejo no es tan malo, después de todo.

 El País.  03/05/2010

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