Frases, reflexiones y ocurrencias
Sobre la democracia, la Constitución, el Parlamento y el consenso político
El cambio en mi discurso es en este apartado también algo más que evidente. La evolución, por ejemplo, sobre el papel del Parlamento responde a una evolución similar a la que he experimentado en otras áreas: De la descalificación paso a una defensa entusiasta, incluso en el caso citado, asumiendo además un sinfín de compromisos sobre los que hace pivotar mi discurso.
Respecto al consenso que se dio en los primeros años de la transición, yo no parecía tener un buen concepto:
"Han bastado dos años de política llamada de consenso para que nuestra productividad sea la más baja de Europa, para que hayamos batido auténticas marcas mundiales en horas de trabajo perdidas para tener una Administración semi-paralizada, para que nadie invierta y cree nuevas empresas y mejores puestos de trabajo" (18.2.79).
"¿Cuántos artículos de la Constitución fueron debatidos en el Parlamento?" (18.2.79).
"El consenso ha provocado un efecto fulminante cual es el de la desconfianza de una enorme masa de españoles en el buen funcionamiento del sistema democrático, que quedó palpablemente demostrado en el elevadísimo índice de abstención que se produjo en el pasado referéndum" (23.2.79).
"Tal como está redactada la Constitución, los españoles no sabemos si nuestra economía va a ser de libre mercado o, por el contrario, va a deslizarse por peligrosas pendientes estatificadoras y socializantes, si vamos a poder escoger libremente la enseñanza que queremos dar a nuestros hijos o nos encaminamos hacia la escuela única, si el derecho a la vida va a ser eficazmente protegido, ... " (23.2.79).
"La política de consenso entre los dos grandes partidos para elaborar la Constitución se hizo al margen ¿por qué no decirlo? a espaldas del Parlamento" (25.7.79).
"Al paso que vamos, lo que se va a conseguir es que la labor parlamentaria no interese a nadie y que el Parlamento se convierta en el hazmerreír de nuestra democracia" (25.7.79).
"¿Qué tiene que ver el Parlamento con la calle?" (25.7.79).
Con posterioridad tampoco varía sustancialmente mi opinión, estableciendo siempre que tenía oportunidad una relación de subordinación de las Cámaras Legislativas con el Gobierno socialista:
Pero es en el terreno de los compromisos donde no me puse muchos limites.
"La mayoría no podrá bloquear las investigaciones" (26.3.95).
"Me comprometo a responder a determinadas interpelaciones" (26.3.95).
"Me comprometo a flexibilizar las incompatibilidades de los Parlamentarios" (26.3.95).
"Responderé a una pregunta de cada grupo todas las semanas en el Pleno" (26.3.95).
"Todos los nombramientos institucionales deben comparecer ante el Congreso para que se les conozca antes de su nombramiento definitivo (Fiscal General, Director General de RTVE, Consejeros del Poder Judicial, miembros del Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas" (31.5.94).
Por último, también mi visión del consenso a lo largo de los años experimenta un cambio:
"Nuestra democracia supo hacer del valor del diálogo, del acuerdo, del consenso, un valor sin duda principal, prioritario y que, en gran medida, el impulso democrático se basó en tres grandes principios de diálogo, de acuerdo o de consenso" (Debate estado de las Autonomías 11.3.97).