El Mundo
acentuó el perfil positivo de los abertzales
en la tregua de Aznar
La imagen
negativa que el diario El Mundo traslada
actualmente de los representantes de la izquierda
abertzale es muy diferente de la que los lectores
del periódico recibieron durante la anterior tregua de
ETA. Pedro J. Ramírez, director del diario entonces y
ahora, mostró en aquel momento los rasgos más positivos
de dirigentes como Rafa Díez Usabiaga, Arnaldo Otegi e,
incluso, el etarra Mikel Antza. Lo hizo en
coherencia con la línea editorial de aquel momento,
favorable al proceso de paz que debía gestionar el
Gobierno de Aznar. El 3 de enero de 1999, menos de
cuatro meses después de que ETA declarara la tregua,
El Mundo publicó, a toda página, los perfiles de
los cuatro hombres fuertes de la izquierda abertzale,
entonces reconocida como Movimiento de Liberación
Nacional Vasco (MLNV). El protagonista máximo era el
secretario general del sindicato LAB, Rafael Díez
Usabiaga, al que se presentaba como “eterno mediador y
respetado sindicalista”.
Usabiaga, antes
El titular sólo avanzaba lo que quedaba por
leer. El Mundo comenzaba por “subrayar el
carisma de este sindicalista de base”, del que
reconocía, además, su desmarque de la violencia
callejera “mucho antes de que ETA declarase el alto el
fuego”. El diario retrató al responsable de LAB como
alguien “alejado de los protagonismos estériles”. Las
líneas finales dejaban en el lector la impresión de que
se encontraba ante un político fuera de serie: “Díez
Usabiaga ha acumulado un crédito político amplio y
sólido, del que pocos dirigentes de la clase política
pueden presumir”.
Usabiaga, después
Ocho años después, el mismo periódico se sirve
de las declaraciones de Díez Usabiaga como freno al
proceso de paz. Ocurrió, por ejemplo, el pasado 12 de
junio. Usabiaga defendió un día antes, como miembro de
la izquierda abertzale que ha sido siempre,
“que no había solución sin reconocimiento de la
existencia del pueblo vasco”. El Mundo tomó sus
palabras a modo de advertencia, equiparando al líder de
LAB con los que deciden sobre la continuidad del alto el
fuego. El “respetado sindicalista” de 1998 casi al mismo
nivel que los terroristas, en 2006.
Discreción: antes sí, ahora no
El perfil sobre Rafa Díez Usabiaga revela que
aquello que ahora irrita a El Mundo -la
discreción de los contactos previos al alto el fuego,
vistos como un pacto político oscuro- era digno de
reconocimiento en la tregua anterior. El diario
recordaba el 3 de enero de 1999 la llamada toma de
temperatura que impulsó el último Gobierno de
Felipe González, en la que participaron Usabiaga y el
Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. El Mundo,
entonces, escribió: “El secreto absoluto mantenido
durante la negociación” –ahora, palabra maldita- “es
también prueba palpable de la seriedad con que se
afrontó el proceso”.
El "nuevo espíritu" de Otegi
El listado de referencias positivas incluía
también a los actuales portavoces de Batasuna: Arnaldo
Otegi, Joseba Permach y Pernando Barrena. En el momento
actual, el periódico fiscaliza los dichos y los hechos
de los tres representantes del grupo ilegalizado. En
1999, con un pasado en ETA militar conocido, Otegi
representaba “como nadie, el nuevo espíritu de Euskal
Herritarrok”, si bien guardaba, según El Mundo,
la virtud de “la tenacidad” atribuida a la “antigua
Herri Batasuna”.
"Envidiable conocimiento del castellano"
De Pernando Barrena, un desconocido para el
gran público en 1999, se subrayaba “su carácter abierto
y responsable, así como sus aptitudes para la
negociación”. Más llamativo resulta el perfil de Joseba
Permach. Rozaba la hagiografía, al resaltar su
“envidiable conocimiento del castellano”, a pesar de que
el texto reprodujera la reacción de Permach, tras el
asesinato del concejal del PP, Gregorio Ordóñez: “No le
mataron por ser concejal, sino por la ideología que
tenía y por militar en el partido que militaba”.
Antza
El caso de Mikel Albisu, Antza, merece
una mención aparte y así lo contempló Pedro J. Ramírez.
El 11 de octubre de 1998, sin que hubiera transcurrido
todavía un mes desde el anuncio de tregua indefinida,
El Mundo repasó la biografía del número dos de
ETA en aquel momento, aupado más tarde al liderazgo de
la organización terrorista y detenido en octubre del año
pasado. “El etarra poeta”, rezaba el titular de hace
ocho años.
"Un delicioso cuento"
El Mundo arrancaba la biografía
seleccionada de Antza con el fragmento de uno
de los libros escritos por el dirigente terrorista. “Es
el inicio”, explicaba, “de un delicioso cuento con el
que su autor ganó el Premio Ciudad de Irán”. Las
primeras líneas servían para resaltar que “era un
prometedor escritor, cuyo talento sólo podía ser
apreciado por el pequeño círculo de narradores en
euskera”.
Una fuga espectacular
A continuación, el perfil aprobado por Pedro J.
Ramírez se detenía con detalle en “una de las fugas más
espectaculares”: la del escritor Joseba Sarrionaindía de
la cárcel donostiarra de Martutene, escondido en un
bafle y ayudado por Antza. El texto recorría la
juventud de Mikel Albisu, sus inicios en ETA y su
ascensión a la cúpula. “Puestos a elegir”, concluía
El Mundo, “mejor quedarse con el poeta”. Era 1998
y, para entonces, Mikel Albisu ya había ordenado matar a
Gregorio Ordóñez, a Miguel Ángel Blanco y a Francisco
Tomás y Valiente. También instigó el intentos de
asesinato de José María Aznar y del Rey.
Las contradicciones de Aznar con
la política penitenciaria
El ex presidente del Gobierno,
José María Aznar, concedió el 1
de marzo de 1998 una entrevista
al diario El Mundo , por
su segundo aniversario al frente
del Ejecutivo. Aznar respondió a
varios preguntas sobre ETA que
el periódico de Pedro J. Ramírez
formuló con la mente puesta en
un posible proceso de paz.
Faltaban seis meses para que los
etarras decretaran su tregua
indefinida -de la que nadie
sabía entonces- y el ex
presidente ya empezó a hablar de
generosidad. José María Aznar se
enfrentó a tres entrevistadores
de El Mundo, entre los
que se encontraba su director,
Pedro J. Ramírez. El
cuestionario, publicado el 1
de marzo de 1998, repasaba toda
la actualidad del momento,
incluida la relacionada con el
terrorismo. Los 23 miembros de
la Mesa Nacional de Herri
Batasuna permanecían
encarcelados desde comienzos de
diciembre de 1997 y casi dos
meses antes de esta entrevista,
el diario desveló los
planteamientos del entonces
ministro del Interior, Jaime
Mayor Oreja, sobre un hipotético
proceso de paz, elogiado desde
las páginas de El Mundo.
Generoso y comprensivo
En ese contexto, Aznar afirmó
que los únicos inmovilistas eran
los violentos, para dejar clara,
a continuación, cuál era su
actitud: "Con la violencia no se
consigue ningún tipo de ventaja
política, pero estoy dispuesto a
ser generoso si es necesario, a
ser comprensivo, si eso ayuda al
final del terrorismo". Fue, por
cierto, el mismo tono que
empleó fuera de España, en una
entrevista con el periódico
italiano Corriere della Sera,
el 23 de abril de 1998: "La
sociedad española y el Estado
sabrán ser generosos y adoptar
medidas que sirvan para mirar al
futuro con serenidad, si se
produce un abandono de la lucha
armada".
Los vaivenes de la
política penitenciaria
Aznar no incluía la
política penitenciaria entre los
gestos de generosidad y así lo
sentenció en la conversación con
El Mundo: "No puede
servir para dar bazas ni a Herri
Batasuna ni a ETA". Sus palabras
se volvieron del revés cuando,
apenas tres semanas después de
que los terroristas declararan
una una tregua indefinida el 16
de septiembre de 1998, Aznar
anunció "una nueva orientación
de la política penitenciaria
consensuada, flexible y dinámica
que acompañe los avances que se
vayan produciendo en el
aseguramiento de la paz".
"Mendigar una tregua"
La propuesta de Aznar,
que afectaba de lleno a los
presos etarras, fue respaldada
por unanimidad en el Congreso y
fue entendida y aplaudida como
un gesto de distensión hacia la
izquierda abertzale, a
pesar de los declarado al diario
de Pedro J. Ramírez. Años más
tarde, en la Convención Nacional
que el PP celebró en marzo de
2006, Aznar acusó al Gobierno
socialista de "mendigar" una
tregua, por promover la
resolución del Congreso
que busca el aval para dialogar
con ETA, en caso de que muestre
una actitud inequívoca de
abandonar la violencia