Nuestros Aduladores favoritos

" El otro día, en Canadá [durante la cumbre del G-8], estaba con el presidente Bush cuando éste puso los pies encima de la mesa y me preguntó: '¿Sigues haciendo deporte?'. Yo le dije que sí y él comentó: 'Hago cuatro kilómetros en 6m. 24s.'. Yo puse los pies encima de la mesa y le respondí: 'Yo hago 10 kilómetros en 5m 20s. Es la primera vez que superamos a EE UU en algo ".
 ( 5.07.02 )

CASA CIVIL DE S. E Y SEÑORA
Gabinete de Adulaciones cotidianas y mediáticas
Asunto: Publi Reportaje periódico " El Mundo & Arriba "

Adjunto le remitimos  (con copia a Dña Ana), trascripción literal del inefable reportaje  no oficial sobre las capacidades deportivas de S.E que con gracia y simpatía por doquier ha publicado nuestro periódico de cabecera y buen amigo  " El Mundo & Arriba ". Para darle más realismo, le hemos acompañado de una música de fondo agradable y ad hoc: Carros de fuego. Insuperable 

Así las cosas creemos que ya ha llegado el  momento que nuestra TVE1 emita, por ejemplo en INFORME SEMANAL,  un espontáneo documental sobre este feliz acontecimiento  que diera  continuación  a la inigualable serie que  en su momento la segunda Cadena amiga- la 2- emitiera  sobre las habilidades poéticas de S.E de la mano de nuestro adulador y bufón centrista el  ex escritor Sánchez Dragó. En ello estamos. 

DIOS LE TENGA A  S. E  A BUEN RECAUDO ( Y A SU SEÑORA )

Madrid,  Enero 2003


PUBLI REPORTAJE DE NUESTRO PERIÓDICO AMIGO
EL MUNDO & ARRIBA
21.04.01

" UN ATLETA LLAMADO AZNAR "

Se entrena a diario durante una hora y cuarto. El presidente del Gobierno está en buena forma: corre 11 kilómetros en una hora y es capaz de hacer prácticamente seguidos 20 «sprints» de 80 metros

 IGNACIO ROMO 

Los políticos y altos cargos financieros son conscientes de que su forma física repercute positivamente en su vida laboral. Por este motivo, cada vez son más los que cuidan su preparación. Unos tienen un entrenador y otros se ejercitan en solitario, pero prácticamente todos hacen algún tipo de deporte. 

Siete y cuarto de la mañana. Aún es de noche. Un deportista y su preparador físico se saludan y, sin perder un segundo, comienzan el calentamiento, tal y como hacen todas las mañanas, de lunes a viernes, sin fallar un solo día.

El entrenamiento programado para hoy es particularmente duro. Se trata de un trabajo de tipo cardiovascular, una sesión que ambos han bautizado como Zatopek, en recuerdo del inolvidable corredor checo fallecido hace tan sólo unos meses. 

Este atleta fue uno de los pioneros en una clase de preparación física que consiste en repetir carreras sobre una distancia determinada, seguidas de periodos de recuperación muy breves. Concretamente, la sesión Zatopek consiste en correr 20 veces sobre la distancia de 80 metros, recuperando solamente 40 segundos entre los sprints (la mitad con un suave trote y la otra mitad caminando). 

El objeto de estos pequeños intervalos es que el corazón realice un trabajo exigente pero poder darle al mismo tiempo cortos respiros para que las pulsaciones disminuyan antes de comenzar la siguiente carrera. Este tipo de ejercicio, también conocido entre los deportistas como entrenamiento interval, es bastante habitual entre los corredores de mediofondo.

Un buen preparador físico 

Una vez finalizada la sesión, los dos protagonistas de la escena anterior se dirigen al vestuario. Uno de ellos se llama Bernardino Lombao y ejerce de preparador físico. El otro, se llama José María Aznar, tiene 47 años y es presidente del Gobierno español desde el año 1996. 

Lombao, entrenador de atletismo y empresario, es un hombre de mucho prestigio en el mundo del deporte. En los años 60 combinó la práctica del atletismo —incluso fue medallista en las especialidades de vallas y decatlón en los Campeonatos de España— con su actividad como jugador del Atlético de Madrid en la ahora desaparecida división de balonmano. 

Este hombre, encargado de la preparación física del al actual presidente del Gobierno, comenzó a trabajar en La Moncloa en 1997 de una forma esporádica. Sin embargo, ha sido en los últimos tres años cuando se ha establecido —más por iniciativa del presidente que por imposición de su preparador— una programación diaria de entrenamientos bastante exigente.

Algo beneficioso inusual en un político

Este fenómeno es algo muy poco habitual en la agenda de un primer ministro o un gobernante de estas características. Según las personas que rodean diariamente a José María Aznar, los beneficios de este programa deportivo son más que notables. Para sus colaboradores, la práctica de ejercicio físico ha hecho del actual presidente un político más combativo, ágil y despierto.

Dado que muchos trabajos han resaltado las ventajas del deporte para desarrollar unas tareas laborales óptimas, cada vez son más los dirigentes de todas las esferas que dedican varias horas a ponerse en forma.

Bernardino Lombao, a pesar de que actualmente cuenta 63 años de edad, se somete cada día exactamente al mismo entrenamiento que José María Aznar.En estos últimos meses, lo que más ha impresionado a Lombao es la tenacidad del presidente Aznar de cara a continuar e, incluso, endurecer los planes de entrenamiento. «Comenzamos a trabajar hace tres años y por aquel entonces yo solamente solicité una cosa: que hubiera una continuidad».

Una 'paliza' diaria 

Hoy en día, no sólo se puede hablar de continuidad sino de sesiones diarias de una intensidad elevadísima, impensable en un político. El ejercicio que lleva a cabo todas las mañanas —de 7:15 a 8:30— el presidente del Gobierno se asemeja más al de un deportista federado que al de un individuo que roza los 50 años y pretende tan sólo mantenerse en forma. José María Aznar se entrena seis días a la semana y la gran variedad es el secreto de su preparación.

Los lunes. Su preparación se centra en una sesión de acondicionamiento físico de tronco y miembros superiores e inferiores. 

El pequeño vestuario existente en los jardines del Palacio de la Moncloa (habilitado en su día por Adolfo Suárez cuando practicaba sesiones de tenis) sirve de escenario para esta sesión de trabajo, en la que se combinan ejercicios de fortalecimiento de la musculatura abdominal y lumbar con levantamiento de pesas para el desarrollo de los brazos y también de las piernas (bíceps y cuádriceps). 

Los martes. Este día, el presidente del Gobierno lleva a cabo un entrenamiento de potencia. el ejercicio consiste en nueve carreras cortas (de unos 60 metros aproximadamente) efectuadas cuesta arriba en un tramo de inclinación muy pronunciada. Los nueve recorridos se llevan a cabo en tres grupos de tres para facilitar la recuperación y mejorar la asimilación del trabajo.

Los miércoles. El gimnasio vuelve a ser el escenario, con una sesión deportiva centrada en el fortalecimiento. El levantamiento de pesas (especialmente ejercicios de pectorales y de piernas) suele terminar con un intenso trabajo de abdominales que consiste en llevar a cabo 300 repeticiones en diferentes posiciones para trabajar todos los músculos de la zona.

Los jueves. Éste ha sido el día elegido por el preparador físico del presidente del Gobierno para llevar a cabo la sesión Zatopek.

Los viernes. Se realiza un circuito, de nuevo en el gimnasio, en el que hacen 20 repeticiones de diferentes ejercicios controlados por tiempo. El cronómetro se pone en marcha en el primero y se detiene en el último y no hay recuperación entre ambos. Esta sesión se lleva a cabo en semanas alternas, ya que cada 15 días se programa una jornada de resistencia aeróbica pura que consiste en correr durante una hora sin detenerse, hasta completar unos 11 kilómetros.

De más a menos en tres años 

Quizá lo que más llama la atención en el entrenamiento físico del presidente del Gobierno es la evolución experimentada en los tres últimos años. En este tiempo, ha ido aumentando progresivamente tanto la intensidad como la frecuencia de sus sesiones. 

Aznar jugó al balonmano en el equipo de su colegio y practicó el pádel con asiduidad antes de alcanzar la presidencia. Pero la exigencia de su actual plan de preparación —requerida por él mismo— habla a las claras de los beneficios del ejercicio físico de cara al desempeño de su profesión.

Las personas cercanas a Aznar reconocen que uno de los éxitos de su última campaña electoral fue dormir todas las noches en su cama y no faltar ninguna mañana a su sesión de preparación deportiva. 

No faltan tampoco quienes le reconocen en los últimos años una mayor energía y agilidad en los debates parlamentarios o, incluso, quienes admiten que el presidente afronta los viernes —a partir de las 9:30— los Consejos de Ministros mucho más despierto que el resto de su gabinete, tras haberse ejercitado durante más de una hora. 

¿Mens sana in corpore sano? 

¿Por qué está aumentando la práctica deportiva entre altos cargos de la política y las finanzas en todo el mundo? Aunque parezca una paradoja, los factores físicos como la prevención de enfermedades o el control del exceso de peso, pese a que son medios que mejoran la condición física, no se cree que sean la auténtica explicación de este fenómeno. 

Según parece, el verdadero secreto de la práctica deportiva por parte de estos altos cargos está en los beneficios mentales que aporta. La agilidad psíquica proporcionada por el ejercicio ya ha sido proclamada hasta la saciedad por Garri Kaspárov, campeón mundial de ajedrez, quien dedica más de dos horas diarias a su preparación. 

La relación entre la actividad intelectual y el ejercicio físico se ha convertido en un tema de actualidad porque los beneficios parecen ser recíprocos. Los fisiólogos del deporte se centran cada vez más en la investigación de la actividad cerebral y su influencia en el rendimiento de los deportistas.

Las sustancias clave en el bienestar 

Endorfinas, triptófano, serotonina y un largo etcétera, son sustancias rodeadas aún de un halo misterioso. Como casi todo lo que hace referencia a la salud del cerebro.

A finales de la década de los 70 se puso de moda en Medicina Deportiva investigar el papel que juegan las endorfinas. De hecho, los científicos que trabajan en este campo todavía siguen con sus estudios abiertos.

Las endorfinas son sustancias estimulantes que se sintetizan en el cerebro de forma natural y cuyo principal efecto consiste en que aumentan el umbral del dolor. Son compuestos similares a los derivados del opio, pero fabricados por los seres humanos.

Los estudios neurológicos más recientes han demostrado que las endorfinas ejercen un amplísimo abanico de influencias sobre diferentes funciones humanas.

Procesos como la memoria, el aprendizaje, la regulación del apetito, la irritabilidad e, incluso, el tabaquismo están marcados por el efecto de estas sustancias.

Incluso la respuesta al estrés también parece estar muy determinada por las endorfinas.

Una sensación muy agradable 

En varios trabajos se ha podido comprobar que el ejercicio físico tiene como consecuencia inmediata un aumento de la cantidad de estas sustancias presente tanto en la sangre como en el líquido del sistema nervioso.El investigador Thaddeus Kostrubala sugirió en una ocasión que, precisamente debido a la producción de las endorfinas, cuando un deportista corre unos ocho o 10 kilómetros experimenta una sensación muy agradable, de bienestar, ya que a lo largo de este tiempo se produce un dominio momentáneo de las funciones de la mitad derecha del cerebro (considerada como la artística e intuitiva) sobre la izquierda (que es en la que reside la lógica).Con vistas al futuro, los expertos consideran que la condición física será un factor determinante en la mayor o menor preparación de una persona para afrontar su jornada laboral cotidiana. Por otra parte, la influencia del ejercicio físico sobre el cerebro de una persona y la percepción de su estado de forma va a seguir centrando la atención de neurólogos y fisiólogos. Sir Roger Bannister, el primer hombre que logró correr la milla en menos de cuatro minutos y que más tarde se convirtió en neurólogo de prestigio, hizo una comparación muy gráfica en una de sus conferencias. Según dijo Bannister, «correr estimula el sistema nervioso de una forma similar a escuchar buena música. Ambas actividades proporcionan sensaciones agradables y reafirman nuestra estabilidad nerviosa». 

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